¡Buenas tardes, Covenants!
Hacía tiempo que os prometí traeros más escenas extras de la página web de Jennifer L. Armentrout traducidas y llevaba tiempo sin poder hacerlo.
Asi que hoy, os traigo la primera mitad del ¡PRIMER CAPITULO DE MESTIZA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE AIDEN!
¡QUE LO DISFRUTÉIS!
El primer cuerpo que encontramos
en la estación de autobuses de Atlanda tenía al menos 100 de los 208 huesos de
su cuerpo rotos. El chico no podría haber sido mucho más mayor que mi hermano y
eso me enfermaba. Una vida más desperdiciada, ¿y por qué? Los mortales no tiene
éter. Se trataba sólo de diversión – de la emoción de matar. Arrodillándome al
lado del cuerpo del chico de la calle, miré hacia arriba, a la corpulenta forma
que se reflejaba en la luz plateada de la luna. El tipo estaba cuadrado como
una apisonadora. “¿Has encontrado más cuerpos, Leon?”
El centinela puro agitó la
cabeza, sus ojos estrechándose “No”
Leon era hombre de pocas
palabras, pero estaba acostumbrado a ello.
Volviendo al cuerpo, sabía lo que tenía que hacer. Lo odiaba con cada
fibra de mi ser, pero esto era un auténtico caos. Los centinelas no sólo
cazaban daimons.
Limpiaban después de hacerlo.
En la distancia, un rayo cayó y
el último resto de la tormenta de primavera se presentó. Apretando la
mandíbula, puse mi mano en el brazo del chico y dejé que uno de los más
poderosos elementos limpiara lo que habían sido los últimos y más horribles
momentos de su vida. Las chispas volaron de las yemas de mis dedos, alimentadas
por los mismos dioses, y viajaron por el brazo sin vida. En pocos segundos, el
fuego antinatural consumió el cuerpo. No quedó nada más que cenizas. Como si el
chico jamás hubiera existido. Y no pude evitar preguntarme si tendría padres a
los que notificar su pérdida, como si importara.
Y pensé en Deacon de nuevo.
“Hey, Aiden, mira lo que he
encontrado” Me llamó Kain, excitado.
Levantándome, me limpié las manos
y me di la vuelta. Kain estaba sonriendo. Dioses, Kain siempre estaba
sonriendo. Podía estar enfrentándose a una horda de daimons y estar sonriendo.
“¿Qué?” preguntó Leon, cruzando
los brazos sobre el pecho.
Kain movió un trozo de papel “Un
ticket de autobús a Nashville y además hay dinero por ahí”
Leon hizo un sonido exasperado
con la garganta “Esto es una estación de autobuses, Kain. Habrá tickets tirados
alrededor”
“Si, gracias por el apunte.” Kain
puso los ojos en blanco “Este ticket era de Miami a Nashville, con parada en
Atlanta”
“Ella ha estado aquí” dijo Leon
en una voz baja y grave.
Un ticket. Dinero perdido.
Mortales sin vida y daimons. Definitivamente ella había estado aquí.
“Mierda” Kain guardó el ticket y
tiró el dinero para que alguien lo encontrara “Vosotros, tíos, deberíais
haberme escuchado en Florida. Tendríamos que haber buscado en las estaciones de
autobuses y no en los aeropuertos”
“Eso no ayuda ahora mismo” Bajé
por el callejón, buscando algo – lo que fuera que nos pusiera en la dirección
correcta. Necesitaba volver al Covenant. Sólo los dioses sabrían qué andaría
haciendo Deacon.
“Lo único que estoy diciendo es
que---“
“Cierra el pico, Kain” advirtió
Leon. Era alucinante que aún no hubiera matado a Kain.
Kain se calló.
Con una triste sonrisa, me moví
hacia el extremo del callejón. Había un campo y unos bosques separando la
parada de camiones de un parque industrial. Sentí a Leon moverse detrás de mí
y me giré un poco “¿Crees que hemos llegado tarde?” pregunté.
Él miró hacia delante, la mirada
distante “No lo creo. Ella ha conseguido llegar hasta aquí después de…”
Después de lo que habíamos visto
y averiguado en Miami, la chica podría haber sido totalmente capaz de seguir
adelante. Pero había daimons aquí. Habían matado. No pintaba bien. Podía ser
una mestiza – una mestiza con buenas conexiones – pero la idea de que muriese
sola me atravesaba. La injusticia de todo ello no estaba bien.
“Mira” dijo Leon “Alguien ha
estado en este campo, corriendo. Mira cómo ha sido pisoteado”
Tenía razón. Los tres empezamos a
andar hacia delante, siguiendo el pisoteado césped del campo hasta que llegamos
al bosque. No fue fácil desde ahí. Nos separamos, cada uno yendo en una
dirección diferente. Yo me dirigí por el centro, observando las azoteas de los
edificios en la distancia. Un nuevo rayo partió el cielo y el trueno que le
siguió me agitó los huesos.
Había dado unos cuantos pasos
cuando escuché a Leon llamándonos. Siguiendo su voz, le encontré junto a los
restos carbonizados de otro mortal. Estaba fresco. “¿Daimon?”
Asintió. “No sé qué otra cosa
podría quemar un mortal de esta manera y no quemar el bosque entero”
“Ella tiene que estar por aquí
cerca en algún lugar” Viva…o muerta, pero de cualquier manera, la
encontraríamos. La traeríamos de vuelta como se nos había ordenado por el
mismísimo Ministro en persona. Miré de nuevo a los edificios, y una extraña
sensación me recorrió la columna “Echémosles un vistazo”
Enviamos a Kain al Hummer con los
otros con órdenes de encontrarse con nosotros en el parque, y Leon y yo
seguimos adelante. No nos llevó mucho tiempo atravesar los bosques y pisar en
silencio la carretera agrietada. Kain aparcó en el borde del complejo,
uniéndose a nosotros mientras nos movíamos entre los edificios.
“Ok, tengo que preguntarlo” Kain
sacó un cuchillo de titanio “¿Por qué los daimons crearían tantos problemas por
una mestiza?”
Leon exhaló con fuerza.
“No me malinterpretéis. Siendo
mestizo y todo, me gusta pensar que soy importante, pero ¿para un daimon? Ni de
coña. Hay algo raro en todo esto”
A pesar de que odiaba admitirlo,
porque cuando Kain tenía razón nunca tenía fin, él tenía un punto. A los
daimons no les importan los mestizos. No hay suficiente éter en ellos. “Lo sé”
dije finalmente.
“Quiero decir, qué es lo que pasa
que no—“
Me paré, escuchando el sonido del
metal chirriando. Alzando una mano, silencié a Kain mientras me daba la vuelta
hacia el edificio cuadrado que teníamos enfrente. Dirigiéndome hacia él, saqué mi
cuchillo y eché a andar hacia delante.
Una de las puertas oxidadas había
sido forzada. La anticipación y la adrenalina me arrollaron de inmediato. Era
aquí. Lo sabía en mis huesos. Después de meses de andar cerca, éste iba a ser
el final de una forma o de otra. Moviéndome en silencio, abrí la puerta y dejé
que mis ojos se ajustaran a la oscuridad de la abandonada fábrica.
Había bancos despedazados y vigas
rotas por todos lados. El lugar olía a basura y putrefacción. El corazón me
latía deprisa ahora, y caminé alrededor de las mesas de trabajo olvidadas.
Entonces lo escuché – La escuché.
“Blah. Blah. Me vas a matar.
Blah. Lo sé”
Una sonrisa reacia de sorpresa
empujaba mis labios. De todo lo que había escuchado sobre Alexandria Andros,
tenía que ser ella. Parte de mí sentía como si la debiera haber conocido
cuando el Ministro me soltó las órdenes, pero los recuerdos pasados de quién
debería haber sido eran distantes e inalcanzables.
El grito del daimon cortó el aire
y entonces el tipo gritó a la mujer que parase. El sonido de los pies corriendo
me puso en acción. Me lancé hacia delante,
buscando el hueco en la pared. Sin saber cuántos daimons la tendrían
acorralada, necesitaba una distracción.
Alcé la mano y solté una
respiración breve. Una ola de fuego corrió por el suelo, quemando todo a su
paso. Hubo un grito repentino en el otro lado. Colocando el cuchillo en mi
mano, caminé a través del fuego, sin que me afectase el calor.
En ese instante la vi. Parecía
tan pequeña allí, agarrando… una pala de jardín en su pequeña mano? A través del
lío de sus cabellos revueltos, nuestras miradas se encontraron. Un parpadeo de
familiaridad me atravesó.
La mujer detrás de ella parecía
como cualquier puro para mí, pero no iba a arriesgarme. La había encontrado. “Abajo”
Gracias a los dioses, se tiró al
suelo antes de que yo lanzara otro torrente de fuego elemental. Golpeó al
daimon, y ella cayó gritando y girándose. Mis sentidos me decían que había más,
al menos dos más.
Bajando la mano, escuché el
sonido de las llamas desvaneciéndose. Leon y Kain aparecieron. Con su afilada y
a veces extraña habilidad para perseguir daimons, Leon captó al otro daimon y
desapareció. Kain fue a por la mujer daimon que estaba en el suelo y le
atravesó el pecho con el cuchillo.
Por el rabillo del ojo, vi a
Alexandria intentando ponerse en pie. La irritación llameó. Necesitaba estar
sentada, fuera del camino hasta que supiéramos cuántos daimons había. Me di la
vuelta durante un segundo – un maldito segundo – y la escuché aullar.
Corriendo hacia ella, el rubio la
tenía atrapada, sujetándola por el pelo. En un breve segundo, el horror me
atravesó como una cobra enfurecida. Alexandria gritó – el sonido me devolvió
varios años atrás. Había escuchado ese chillido, ese doloroso sonido, tantas
veces desde la primera vez que lo presencié. Mi estómago se revolvió.
El daimon alzó su boca
ensangrentada “¿Qué eres?”
Lanzándome hacia delante, cogí al
daimon por la garganta y la aparté de ella. Golpeó el suelo, rodando sobre sus
pies. Sonriendo, di una vuelta y le golpeé con mi bota en el estómago. Entonces
me tiré, derribando sus piernas. Le debería haber matado entonces. Tendría que
haber terminado pronto.
Con misericordia.
Pero la había mordido.
Y eso bien se merecía una revancha.
Sin misericordia.
¡MAÑANA MÁS!
Saludos, Covenants!!!
Traducción y artículo por Bella Carstairs, Saga Lux Spain
¡Hola! Muchas gracias por el capítulo. ¿Sabes si Jenn va a escribir el libro entero?
ResponderEliminarNO va a haber libro de Mestiza desde el punto de vista de Aiden. Esto no es más que un extra que la autora colgó en su página web. Nada más, lo siento.
EliminarAún me queda la mitad por traducir, así que ya lo leerás entero!