Hace un par de días JLA compartió una pequeña escena de Luke y Deacon, personajes de la saga Covenant, en Wattpad. La escena, que se titula, The Good Kind of Trouble, nos presenta la primera conversación entre los dos personajes, y está situada temporalmente en lo que sucede en Puro. Así que a lo mejor si no habéis leído Mestiza al menos no deberíais leer esta escena. Hay un pequeñín spoiler dentro de ella.
En fin, que le pregunté a JLA si podía traducir la escena y compartirla, y hoy me ha dado el visto bueno, así que ¡aquí la tenéis!
Os la dejo con todo mi cariño
(perdonad los más que posibles errores de traducción.)
THE GOOD KIND OF TROUBLE
La habitación daba vueltas sin
control, como si Deacon St. Delphi estuviera colgando boca debajo de una noria.
En realidad, ¿Por qué habría de estar colgando de una noria? Aquello era una
jodida estupidez.
Se sentía jodidamente estúpido en
ese momento.
Cerrando los ojos, se centró en
cómo respiraba. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Lo hizo repetidas veces hasta que
se imaginó que la habitación había vuelto a su lugar, y cuando abrió los ojos,
se dio cuenta de que había funcionado.
Sólo que no tenía ni idea de
dónde estaba.
Tío, si su hermano le viera en
aquél momento, alucinaría. Le daría la charla sobre cómo Deacon necesitaba
resolver sus problemas. Necesitaba dejar de beber. Necesitaba parar de tomar
drogas. Necesitaba dejar de joder por todos lados. Centrarse en la escuela. Blah.
Blah. Blah.
Nunca sería como Aiden, sin
embargo.
Deacon frunció el ceño mientras
miraba a su derecha. Había un cuadro en la pared de los 12 Dioses del Olimpo.
Todos vestían sus blancas túnicas, sonriéndole desde arriba como si aprobasen
su estado actual.
Sentándose, soltó un gemido
cuando su estómago se estremeció como un Pegaso borracho. Se pasó una mano por
el pelo. Unos rizos rubios cayeron hacia delante, rozando sus cejas al mismo
tiempo que sacaba los pies de la cama.
Un par de calzoncillos negros que
definitivamente no eran suyos estaban en el suelo, al lado de la mesita de
noche. A su lado, un sujetador rojo que tampoco era suyo. Huh. Mirando por
encima del hombro, se aseguró de que la cama en la que había despertado estaba
vacía. Lo estaba. Se miró a sí mismo.
La camiseta del revés.
Los vaqueros desabrochados.
Debía de haber sido una buena
noche.
Arreglándose la ropa, se levantó,
decidiendo que tenía que salir cuanto antes y volver a la residencia o a la
casa de la playa antes de que lo que sea que hubiera pasado le pillara.
O llegara hasta Aiden.
No es como si realmente se
tuviera que preocupar porque Aiden se enterase. Aún estaba en Nueva York, y
Deacon no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Alex y Seth habían regresado
y ambos…sí, ninguno estaba comportándose con normalidad.
De nuevo, Alex no se había
comportado con normalidad desde que Caleb murió.
Y Alex estaba totalmente
enamorada de Aiden. Lo cual era una putada, considerando el hecho de que amar a
Aiden la podría llevar a la servidumbre o a la muerte, pero él veía cómo Alex
observaba a su hermano cada vez que ambos estaban cerca. Eso era amor. Y
también veía cómo su hermano miraba a Alex cuando pensaba que nadie más miraba.
Ellos eran el uno para el otro.
Mierda. Tenían que darse cuenta. Sabía que Alex lo hacía, y su hermano no era
estúpido. Su hermano tenía que darse cuenta. Deacon sabía que nada de aquello
podía terminar bien.
No quería pensar en ello, porque
aunque Deacon no fuera un buen hermano, amaba a su hermano y le gustaba Alex.
Pero sabía cómo acabaría toda esa mierda.
Cuando salió fuera, hizo una
mueca de dolor cuando el potente resplandor del sol se reflejó sobre la blanca
arena. Gafas de sol. Necesitaba gafas de sol lo antes posible.
De alguna manera, y gracias a que
los dioses seguían sonriéndole, consiguió pasar el puente de Deity Island y
llegar a la parte principal del campus sin acabar en la arena inconsciente.
Pasó a una docena de Centinelas y
Guardias que custodiaban la entrada. No le prestaron la más mínima atención
cuando pasó arrastrando los pies sobre los senderos de mármol, atajando por el
patio. Rodeando la esquina de una alta valla de piedra, se paró repentinamente,
a meros segundos de tragarse a alguien.
“Demonios” ladró una voz grave, y
una figura alta dio un paso atrás.
Deacon miró hacia arriba y siguió
haciéndolo. Él no era bajito, pero este tipo era una cabeza más alto que él. Su
mirada gris se encontró con un par de ojos azules como el océano enmarcados por
unas oscuras pestañas. Brotó una llama de reconocimiento en su interior.
Sí, conocía a este tío.
Luke.
Salía a menudo con Alex. Un
mestizo, entrenado para ser un perfecto pequeño – esto, alto – Centinela. Y
sabía lo suficiente de él como para saber que no le iban las mujeres. Deacon,
por otro lado, era partidario de la igualdad de oportunidades en lo que se
refería a esos temas. Hombre. Mujer. Discutible. Lo que fuera. Por lo que por
supuesto que reconoció el más de metro noventa y ocho de increíble atractivo
cuando lo vio por ahí. ¿Cómo podría no haberlo hecho? Con todo ese pelo color
bronce y esos músculos? Muchos músculos. La mirada de Deacon se encendió. La
simple camiseta negra que llevaba Luke, el uniforme de entrenamiento de los Centinelas, se estrechaba sobre un muy bien definido pectoral.
Yum.
Luke parpadeó y murmuró “Lo
siento”
“No tienes por qué disculparte”
respondió.
Asintió sucintamente y empezó a
dar un paso hacia un lado, para rodear a Deacon, pero por alguna razón, Deacon
le siguió, bloqueándole el paso. Las cejas de Luke se alzaron y un gesto de
desconcierto cruzó su impresionante rostro.
“Sé quién eres” anunció Deacon
con una medio sonrisa.
Una de las cejas de Luke bajo “Y
yo te conozco”
Deacon echó la cabeza hacia un
lado “Lo dices como si fuera algo malo”
El mestizo le miró atentamente “Tómalo
como quieras. Ahora tengo-“
“Lo tomaré como tú quieras darlo”
Su respuesta fue rápida.
La sorpresa cruzó el rostro de
Luke. Abrió la boca e inmediatamente cerró con fuerza la mandíbula. Las
palabras se quedaron en el aire entre ellos.
Deacon había jugado con lo
prohibido antes – liándose con mestizos. No estaban fuera de límites para él.
La clave estaba en ser discreto y no ponerse demasiado serios. No porque
temiera por sí mismo. Nada le ocurriría. ¿Pero al mestizo? Ésa era otra
historia. Y ahí era donde su hermano y él eran totalmente opuestos. Deacon se
arriesgaría. Aiden no.
O tal vez Aiden lo hiciera algún
día.
¿Quién sabía?
A Deacon no le importaba nada en
ese momento mientras observaba cómo Luke intentaba encontrar una respuesta y
fallaba en el intento. La sonrisa de su rostro se hizo un poco más grande “¿Ha
sido demasiado?” preguntó, aunque no le podía importar menos que lo hubiera
sido.
Luke miró hacia abajo y sacudió
ligeramente la cabeza “No tengo palabras”
“Suelo tener ese efecto” le
provocó.
Su mirada se alzó “Soy inmune a
ti”
Se carcajeó “Nadie es inmune a
mí.”
El fruncimiento volvió, pero esta
vez carecía de severidad “Lo que tú digas.”
Deacon pudo sentir cómo Luke
estaba a punto de apartar su bonito trasero de allí pero Deacon no…bueno, se lo
estaba pasando muy bien “Soy muy encantador”
“Y también estás muy borracho” replicó
Luke. “Hueles como una cervecería.”
Abrió mucho los ojos, fingiendo
inocencia “Estoy ofendido.”
Eso hizo que los labios del chico
temblaran “Por alguna razón dudo que te ofendas a menudo.”
“Cierto” murmuró “Pero no estoy
borracho. Dormí la borrachera.”
Un gesto de duda apareció en el
rostro de Luke.
“Y lo que estás oliendo es mi
colonia. No es cerveza.”
La tonalidad azul de sus ojos se
suavizó “Entonces necesitas empezar a pensar en cambiarla.”
Deacon se carcajeó “Entonces…¿A
dónde ibas?”
“Lejos de aquí.”
“¿Y ese lejos de aquí tiene
nombre?”
Luke cruzó los brazos, atrayendo
la atención de Deacon a sus bíceps. Que también eran muy, muy bonitos. “Lo
tiene. Se llama cafetería.”
“Genial” replicó. “Estoy
hambriento.”
La mirada de Luke se cargó de
humor “No recuerdo haberte invitado a venir.”
“Está bien. Sé que eres demasiado
tímido.”
Una risa sorprendente salió de
él. “Tío…No me voy a deshacer de ti, ¿Verdad?.”
“Nope.”
Luke suspiró, pero no sonaba del
todo incómodo. “Entonces vamos. Sólo tengo 45 minutos antes de tener que volver
a clase.” Luke hizo una pausa. “Ya sabes, ese sitio donde se supone que
deberías estar.”
“Huh.” Murmuró Deacon.
Luke empezó a caminar.
“Hey.” Deacon le paró. Cuando sus
ojos volvieron a encontrarse, lo sintió- ese tirón en el pecho y
mucho, mucho más abajo. No era la primera vez que sentía algo así, pero esta
vez…sí, era mucho más fuerte. Más profundo. Interesante “Creo que me gustas.”
“Y yo creo que me da igual.” Respondió
Luke.
Sonrió a medida que se acercaba.
Luke no se echó hacia atrás, incluso cuando Deacon le arrinconó. Nah, no era el
tipo que se echaba atrás con cualquier cosa que hiciera Deacon. Su sonrisa se
ensanchó. “Pues yo creo que sí te importa.”
Los labios de Luke volvieron a
fruncirse “Creo que significas problemas.”
“De los del buen tipo” le dijo “O
al menos es lo que me suelen decir.”
El mestizo le mantuvo la mirada
y, joder, Deacon no creía en la mierda esa de las chispas, pero tío, lo sintió
en aquél momento. Como una descarga de electricidad recorriéndole el brazo,
lamiendo su piel. Y supo, sólo supo, que Luke también lo sintió. Sus pupilas se
dilataron ligeramente. Se le entreabieron los labios. Y ese pecho definido se
alzó levemente.
Pasó un momento. Una maldita
eternidad y entonces Luke dijo “Ya veremos.”
Y entonces Luke sonrió. No un
pequeño fruncimiento de labios. Ni una sonrisilla. Una enorme y de dientes
blancos. Una sonrisa real.
Oh sí, podía gustarle este chico.
Y mucho.
*Ainssssssssssss!!!!! ME ENCANTAAAAAAA!!!!!*
Me están dando ganas de releer esta saga sólo por esto, y eso que Luke y Deacon son personajes secundarios, pero son tan cuquis!Descubrir más de ellos es un regalazo y no podría estar más agradecida a nuestra autora por darnos este pedacito de historia. En serio. Me encanta esta mujer y todo lo que escribe.
ENAMORADA ESTOY
No sé si JLA seguirá escribiendo sobre ellos, pero intuyo que sí.