19/5/14

Capítulo UNO de Mestiza (saga Covenant) desde el punto de vista de Aiden. PARTE 1

¡Buenas tardes, Covenants!
Hacía tiempo que os prometí traeros más escenas extras de la página web de Jennifer L. Armentrout traducidas y llevaba tiempo sin poder hacerlo.
Asi que hoy, os traigo la primera mitad del ¡PRIMER CAPITULO DE MESTIZA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE AIDEN!
¡QUE LO DISFRUTÉIS!



El primer cuerpo que encontramos en la estación de autobuses de Atlanda tenía al menos 100 de los 208 huesos de su cuerpo rotos. El chico no podría haber sido mucho más mayor que mi hermano y eso me enfermaba. Una vida más desperdiciada, ¿y por qué? Los mortales no tiene éter. Se trataba sólo de diversión – de la emoción de matar. Arrodillándome al lado del cuerpo del chico de la calle, miré hacia arriba, a la corpulenta forma que se reflejaba en la luz plateada de la luna. El tipo estaba cuadrado como una apisonadora. “¿Has encontrado más cuerpos, Leon?”

El centinela puro agitó la cabeza, sus ojos estrechándose “No”

Leon era hombre de pocas palabras, pero estaba acostumbrado a ello.  Volviendo al cuerpo, sabía lo que tenía que hacer. Lo odiaba con cada fibra de mi ser, pero esto era un auténtico caos. Los centinelas no sólo cazaban daimons.

Limpiaban después de hacerlo.

En la distancia, un rayo cayó y el último resto de la tormenta de primavera se presentó. Apretando la mandíbula, puse mi mano en el brazo del chico y dejé que uno de los más poderosos elementos limpiara lo que habían sido los últimos y más horribles momentos de su vida. Las chispas volaron de las yemas de mis dedos, alimentadas por los mismos dioses, y viajaron por el brazo sin vida. En pocos segundos, el fuego antinatural consumió el cuerpo. No quedó nada más que cenizas. Como si el chico jamás hubiera existido. Y no pude evitar preguntarme si tendría padres a los que notificar su pérdida, como si importara.

Y pensé en Deacon de nuevo.

“Hey, Aiden, mira lo que he encontrado” Me llamó Kain, excitado.

Levantándome, me limpié las manos y me di la vuelta. Kain estaba sonriendo. Dioses, Kain siempre estaba sonriendo. Podía estar enfrentándose a una horda de daimons y estar sonriendo.

“¿Qué?” preguntó Leon, cruzando los brazos sobre el pecho.

Kain movió un trozo de papel “Un ticket de autobús a Nashville y además hay dinero por ahí”

Leon hizo un sonido exasperado con la garganta “Esto es una estación de autobuses, Kain. Habrá tickets tirados alrededor”

“Si, gracias por el apunte.” Kain puso los ojos en blanco “Este ticket era de Miami a Nashville, con parada en Atlanta”

“Ella ha estado aquí” dijo Leon en una voz baja y grave.

Un ticket. Dinero perdido. Mortales sin vida y daimons. Definitivamente ella había estado aquí.

“Mierda” Kain guardó el ticket y tiró el dinero para que alguien lo encontrara “Vosotros, tíos, deberíais haberme escuchado en Florida. Tendríamos que haber buscado en las estaciones de autobuses y no en los aeropuertos”

“Eso no ayuda ahora mismo” Bajé por el callejón, buscando algo – lo que fuera que nos pusiera en la dirección correcta. Necesitaba volver al Covenant. Sólo los dioses sabrían qué andaría haciendo Deacon.

“Lo único que estoy diciendo es que---“

“Cierra el pico, Kain” advirtió Leon. Era alucinante que aún no hubiera matado a Kain.

Kain se calló.

Con una triste sonrisa, me moví hacia el extremo del callejón. Había un campo y unos bosques separando la parada de camiones de un parque industrial. Sentí a Leon moverse detrás de mí y me giré un poco “¿Crees que hemos llegado tarde?” pregunté.

Él miró hacia delante, la mirada distante “No lo creo. Ella ha conseguido llegar hasta aquí después de…”

Después de lo que habíamos visto y averiguado en Miami, la chica podría haber sido totalmente capaz de seguir adelante. Pero había daimons aquí. Habían matado. No pintaba bien. Podía ser una mestiza – una mestiza con buenas conexiones – pero la idea de que muriese sola me atravesaba. La injusticia de todo ello no estaba bien.

“Mira” dijo Leon “Alguien ha estado en este campo, corriendo. Mira cómo ha sido pisoteado”

Tenía razón. Los tres empezamos a andar hacia delante, siguiendo el pisoteado césped del campo hasta que llegamos al bosque. No fue fácil desde ahí. Nos separamos, cada uno yendo en una dirección diferente. Yo me dirigí por el centro, observando las azoteas de los edificios en la distancia. Un nuevo rayo partió el cielo y el trueno que le siguió me agitó los huesos.

Había dado unos cuantos pasos cuando escuché a Leon llamándonos. Siguiendo su voz, le encontré junto a los restos carbonizados de otro mortal. Estaba fresco. “¿Daimon?”

Asintió. “No sé qué otra cosa podría quemar un mortal de esta manera y no quemar el bosque entero”

“Ella tiene que estar por aquí cerca en algún lugar” Viva…o muerta, pero de cualquier manera, la encontraríamos. La traeríamos de vuelta como se nos había ordenado por el mismísimo Ministro en persona. Miré de nuevo a los edificios, y una extraña sensación me recorrió la columna “Echémosles un vistazo”

Enviamos a Kain al Hummer con los otros con órdenes de encontrarse con nosotros en el parque, y Leon y yo seguimos adelante. No nos llevó mucho tiempo atravesar los bosques y pisar en silencio la carretera agrietada. Kain aparcó en el borde del complejo, uniéndose a nosotros mientras nos movíamos entre los edificios.

“Ok, tengo que preguntarlo” Kain sacó un cuchillo de titanio “¿Por qué los daimons crearían tantos problemas por una mestiza?”

Leon exhaló con fuerza.

“No me malinterpretéis. Siendo mestizo y todo, me gusta pensar que soy importante, pero ¿para un daimon? Ni de coña. Hay algo raro en todo esto”

A pesar de que odiaba admitirlo, porque cuando Kain tenía razón nunca tenía fin, él tenía un punto. A los daimons no les importan los mestizos. No hay suficiente éter en ellos. “Lo sé” dije finalmente.

“Quiero decir, qué es lo que pasa que no—“

Me paré, escuchando el sonido del metal chirriando. Alzando una mano, silencié a Kain mientras me daba la vuelta hacia el edificio cuadrado que teníamos enfrente. Dirigiéndome hacia él, saqué mi cuchillo y eché a andar hacia delante.

Una de las puertas oxidadas había sido forzada. La anticipación y la adrenalina me arrollaron de inmediato. Era aquí. Lo sabía en mis huesos. Después de meses de andar cerca, éste iba a ser el final de una forma o de otra. Moviéndome en silencio, abrí la puerta y dejé que mis ojos se ajustaran a la oscuridad de la abandonada fábrica.

Había bancos despedazados y vigas rotas por todos lados. El lugar olía a basura y putrefacción. El corazón me latía deprisa ahora, y caminé alrededor de las mesas de trabajo olvidadas.

Entonces lo escuché – La escuché.

“Blah. Blah. Me vas a matar. Blah. Lo sé”

Una sonrisa reacia de sorpresa empujaba mis labios. De todo lo que había escuchado sobre Alexandria Andros, tenía que ser ella. Parte de mí sentía como si la debiera haber conocido cuando el Ministro me soltó las órdenes, pero los recuerdos pasados de quién debería haber sido eran distantes e inalcanzables.

El grito del daimon cortó el aire y entonces el tipo gritó a la mujer que parase. El sonido de los pies corriendo me puso en acción. Me lancé hacia delante,  buscando el hueco en la pared. Sin saber cuántos daimons la tendrían acorralada, necesitaba una distracción.

Alcé la mano y solté una respiración breve. Una ola de fuego corrió por el suelo, quemando todo a su paso. Hubo un grito repentino en el otro lado. Colocando el cuchillo en mi mano, caminé a través del fuego, sin que me afectase el calor.

En ese instante la vi. Parecía tan pequeña allí, agarrando… una pala de jardín en su pequeña mano? A través del lío de sus cabellos revueltos, nuestras miradas se encontraron. Un parpadeo de familiaridad me atravesó.

La mujer detrás de ella parecía como cualquier puro para mí, pero no iba a arriesgarme. La había encontrado. “Abajo”

Gracias a los dioses, se tiró al suelo antes de que yo lanzara otro torrente de fuego elemental. Golpeó al daimon, y ella cayó gritando y girándose. Mis sentidos me decían que había más, al menos dos más.

Bajando la mano, escuché el sonido de las llamas desvaneciéndose. Leon y Kain aparecieron. Con su afilada y a veces extraña habilidad para perseguir daimons, Leon captó al otro daimon y desapareció. Kain fue a por la mujer daimon que estaba en el suelo y le atravesó el pecho con el cuchillo.

Por el rabillo del ojo, vi a Alexandria intentando ponerse en pie. La irritación llameó. Necesitaba estar sentada, fuera del camino hasta que supiéramos cuántos daimons había. Me di la vuelta durante un segundo – un maldito segundo – y la escuché aullar.

Corriendo hacia ella, el rubio la tenía atrapada, sujetándola por el pelo. En un breve segundo, el horror me atravesó como una cobra enfurecida. Alexandria gritó – el sonido me devolvió varios años atrás. Había escuchado ese chillido, ese doloroso sonido, tantas veces desde la primera vez que lo presencié. Mi estómago se revolvió.

El daimon alzó su boca ensangrentada “¿Qué eres?”

Lanzándome hacia delante, cogí al daimon por la garganta y la aparté de ella. Golpeó el suelo, rodando sobre sus pies. Sonriendo, di una vuelta y le golpeé con mi bota en el estómago. Entonces me tiré, derribando sus piernas. Le debería haber matado entonces. Tendría que haber terminado pronto.

Con misericordia.

Pero la había mordido.

Y eso bien se merecía una revancha. Sin misericordia.

¡MAÑANA MÁS!

Saludos, Covenants!!!





Traducción y artículo por Bella Carstairs, Saga Lux Spain

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Muchas gracias por el capítulo. ¿Sabes si Jenn va a escribir el libro entero?

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    Respuestas
    1. NO va a haber libro de Mestiza desde el punto de vista de Aiden. Esto no es más que un extra que la autora colgó en su página web. Nada más, lo siento.
      Aún me queda la mitad por traducir, así que ya lo leerás entero!

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