10/12/13

Escena eliminada de Puro entre Aiden y Alex

Os traigo una nueva escena del material extra que Jennifer L. Armentrout tiene en su web.
Hoy toca una escena eliminada entre nuestros queridos protagonistas, Aiden y Alex
¡Que la disfrutéis!

<<Aiden alzó las manos. En un lugar tan pequeño, el gesto pareció tomar toda la habitación. “¿No puedes pensar que mi enfado no tenga nada que ver con el hecho de que Seth estuviera en tu habitación, sino con que hayas roto las normas descaradamente otra vez?”
“Eso es tan triste, Aiden. Estoy rompiendo las normas constantemente”
“Lo que yo decía” dijo, secamente.
No tenía ni idea de qué fue lo que hizo que salieran las siguientes palabras de mi boca. Puede que tuviera que ver con toda aquella frustración contenida. Todas las veces en que entrenamos juntos y estuvimos tan cerca, y aún así tan lejos el uno del otro. Puede que sólo quisiera cabrearle “Tu enfado se debe a que él era el que estaba en mi cama y no tú. Cualquiera lo admitiría”
Aiden dejó escapar una respiración estrangulada, y supe que había ido demasiado lejos. Iba a gritarme. El sermón sobre que nunca pienso. Peor aún, sabía – sólo sabía – lo que Aiden diría si me equivocaba. Que había olvidado lo que había sucedido entre nosotros. Y estaba bastante segura de que lloraría si lo hiciera. O le pegaría. Ninguna de las dos opciones serían divertidas. Por lo que tenía que decir algo que tapara lo que acababa de decir hacía unos segundos.
“Una vez me dijiste que era guapa” Dije rápidamente “¿No sigues pensando que sea guapa?”
Frustración y algo más llameó en sus ojos. ¿Hambre, quizá? Lo tomé y seguí con ello “No creo…No creo que seas guapa. Tú eres…bellísima” Puso su mano sobre la mía “Siempre lo has sido”
“¿Bellísima?” Sonreí enormemente “Me gusta eso”
“Debería” replicó, con un suspiro.
Un calor maravilloso se extendió sobre mí “¿Piensas que alguien más sea bella?”
Inclinó la cabeza hacia un lado y unos mechones de pelo oscuro cayeron sobre su mejilla. Suspiró de nuevo “Alex, no”
Sus palabras fueron más como un suave ruego, pero no tuvieron ningún impacto sobre mí “¿Lo piensas? Dímelo y pararé. Me callaré incluso. Como durante una semana. Sólo dime si sientes lo mismo con otra persona.”
Aquellos ojos pasaron de ser de un pálido gris al color de la plata líquida. Un instante después, Aiden me apretaba contra él “Siempre presionando”
“¿Lo hago?” susurré, mi pulso latiendo a través de mí. Era como una cría. Cualquier atención era buena atención. Siempre y cuando él me prestara atención a mí. Quería que me tocara, tanto como deseaba tocarle yo a él.
Y lo hizo.
Nuestros labios se encontraron. No me avisó de ninguna manera. Su boca estaba sobre la mía y todo voló. Perdida en el simple toque, en el acto que estaba tan prohibido, ambos arriesgando todo. La urgencia ardió entre nosotros, y el beso se profundizó. Sus manos se deslizaron por mi cintura, sus dedos provocando llamas en mi columna. Un dolor embriagador floreció, extendiéndose sin control. Mis uñas se clavaron en su camiseta, y me empujó hacia atrás. Caí sobre un carrito, tirando las sábanas sobre el suelo. Él se apretó más y una mano serpenteó hacia abajo por mi cadera y sobre mi muslo, y entonces lo cogió y puso mi pierna alrededor de la suya.

Con tan poca ropa entre nosotros, recordé la noche en su habitación, en su cama. El recuerdo alimentó la fiebre que sentía y mis manos se sumergieron en los mechones de su cabello.
Sus labios me abandonaron, y yo estaba frenética, luchando por respirar. No podía obtener lo suficiente de él. Mis caderas se movieron contra él, mis manos se deslizaron por sus hombros, hacia abajo por sus brazos y después debajo de su camiseta. Las cosas estaban yendo muy deprisa. Lugar donde me tocaba, mi piel ardía y mi alma repicaba.
Sentía que podía deshacerme en cualquier momento, esto era mucho más que algo físico. La desesperación se aferraba en cada beso, en el modo en que nuestros cuerpos se entrelazaban, desde el pecho hasta las rodillas. Tan apretados que podía sentir su corazón latiendo con fuerza. Y en la neblina de esas gloriosas sensaciones, me di cuenta de algo muy importante, tan poderoso.
Aiden podía decirme que no sentía lo mismo que yo. Podía luchar contra lo que había entre nosotros noche y día. Podría decir sólo mentiras de puertas afuera. No importaba.
Siempre sabría la verdad.
Incluso si el espacio nos separaba, o una docena de normas se nos imponían para apartarnos, y nunca pudiéramos estar juntos, siempre lo sabría. Entonces, ¿por qué tenía ganas de llorar?
Aiden se apartó, respirando con fuerza. Sus brazos aún me rodeaban “No debería haber hecho esto”>>



Saludos,

Bella Carstairs





Artículo escrito por Saga Lux Spain
Traducción por Saga Lux Spain

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